07-06-14, 22:00
Cita:No hay censura para las ideas y las opiniones en los tiempos de internet, al menos en los actuales sin barreras de entrada para publicar.
Independientemente de lo que comenta sobre el caso de El Jueves, pienso que en internet no solo hay censura sino que en los últimos años han aumentado los filtros que tiene que superar la información para pasar desde el que lanza un mensaje hasta que alguien lo recibe. Vamos, está claro que lo de la cárcel para Pablo Hásel o las detenciones de tuiteros en las últimas semanas son bastante cantosas, pero por citar sitios que comenta el autor ahí, Google, Facebook o Twitter también filtran bastante los contenidos para que no todo pase. Solo que lo hacen de formas bastante menos visibles y bastante más sutiles que la policía. Y también mucho más caprichosas.
Cita:Otro punto diferente es la posibilidad de vivir de esas opiniones y contenidos. Si eso siguiera siendo una prerrogativa en manos de los editores de toda la vida, podríamos hablar de una capacidad de censurar de facto. De hecho es frecuente encontrar en los últimos meses la conjetura de que el gobierno está apretando por la vía de la publicidad institucional a los grandes medios para forzar una moderación en las críticas. Incluso así, contando con una evidencia mucho más débil que en el punto anterior, creo que hay casos suficientes en el mercado que atestiguan que cada vez las firmas personales son capaces de arrastrar a la audiencia gracias a la conexión entre ambos en internet y que cada vez hay más y mejores vías para probar modelos de negocio y hasta de calcular la demanda dispuesta a pagar (véase crowdfunding).
Tampoco estoy en absoluto de acuerdo con esto. De entrada, vuelve a idealizar la imagen de internet al hablar del crowdfunding, pero -además de que ya he dicho mil veces por aquí que no me parece un método válido para casi nada- apenas hay medios creados con dinero de crowdfunding o similares que hayan llegado a buen puerto, con lo que el ejemplo no me parece válido. Y, aparte, sobre el tema de la publicidad institucional, está claro que en un momento de crisis para la industria del periodismo este tipo de subvenciones encubiertas pueden suponer la tabla de salvación económica para muchos. Hay casos verdaderamente cantosos de patrocinio público interesado (por ejemplo, me flipa la sección Marca España en la web del abc), que al fin y al cabo sirven para garantizar fidelidades. A eso se une el hecho de que "canales oficiales" como las televisiones autonómicas -al menos las que yo tengo fichadas- se han convertido en burdas herramientas de partido que invaden sin rubor el terreno de los canales privados al pasar olímpicamente de los principios de neutralidad y pluralidad que se le presuponen a un ente público.
Que vale, se dirá que tanto una cosa como otra se han hecho desde siempre en España. Pero es que desde siempre en España se han hecho las cosas bastante mal y ha habido bastante compadreo en estos asuntos. Solo que ahora que no hay dinero es más fácil dejar caer a los disidentes y conseguir que parezca un accidente.
La verdad es que se está haciendo un gran trabajo de desinformación y propaganda desde no tengo ni idea dónde. Era impresionante echar una ojeada al kiosko el martes y ver cómo todos los periódicos, desde La Razón hasta El País, mostraban en portada prácticamente el mismo mensaje.
Abajo el trabajo