02-06-19, 22:58
Pues ya está. Por fin he ido al Primavera, que ya era hora. Todavía sigo un poco en la nube, que todo lo que pasa ahí dentro es MUY FUERTE. Lo que más he echado de menos ha sido a todos los amigos que después de estar ahí fijos durante siglos este año se han dado de baja. Que vale que al final lo más normal es perderse de todo el mundo y ver el concierto con el primero que te encuentras por ahí, pero sobre todo a última hora, cuando se pierden los papeles y no queda más remedio que entregarse al pogo beodo o el perreo duro, mola hacerlo en cuadrilla. El año pasado tenemos estar ahí todos juntos dejándonos los pulmones cantando a Pavement, sí o sí.
Coincido en casi todo lo bueno que se suele hablar del festival. En cuanto a organización, me parece una heroicidad hacer que todo funcione como funciona. Masas gigantescas de gente moviéndose en todas direcciones, pero que apenas haya sensación de agobio. Muchos baños, y sensación de que nada están muy sucios ni rotos. Todo está hipermercantilizado, está claro, pero exceptuando algún detalle concreto (el Pull&Bear) la sensación es que las marcas están presentes de forma relativamente discreta, que no invaden el espacio que debe ocupar la música ni la diversión.
Sobre la música, el sonido en todos los escenarios por los que pasé fue excelente. Y mira que estuve en sitios variados y escuché sonidos de todo tipo, que todo sonaba como un tiro.
Sobre el cartel, después de todo lo que he visto, me reafirmo en que ha sido un cartelazo. Vale, yo me he hecho mi ruta de conciertos, pero tengo la sensación de que cada día me podía haber hecho hasta dos rutas más de conciertazos tremendos sin repetir ni un solo nombre. Vamos, está claro que el cartel ha iniciado un cambio a otro modelo de festival, pero creo que lo ha hecho con el mayor respeto posible con la historia del festival, de forma que por mucho que por el recinto haya vagando legiones de fans de Rosalía o J. Balvin, el fan de toda la vida se lo puede estar pasando tan bien como en cualquier otra edición.
¿Las cosas malas? Pues bebida y comida a precios que no proceden, al mismo tiempo que ves a los trabajadores sobreexplotados (en algún momento se me cayó el alma a los pies viendo currar a los camareros de las barras).Y también algunos gestos muy muy feos que vi a alguno de los seguratas en los controles de las entradas (y eso que a mí me dejaron pasar todos los días sin mayor complicación), total, para que al final siga habiendo robos de carteras y móviles.
Bueno, voy a comentar los conciertos.
Miércoles
Un poco sobre la marcha surgió la oportunidad de acercarnos un día antes de que arrancara lo gordo, así que allí me planté. Era en el propio recinto del Parc del Fòrum, aunque los estaba abierta la zona de la entrada con el Pull&Bear (sí, había una tienda entera ahí plantada) y demás puestos de merchan, la zona de comida de al lado, el escenario Primavera. No era gran cosa, pero por lo menos así pude reconocer un poco el terreno y ponerme la pulsera sin hacer ni un minuto de cola.
• Meuko! Meuko!: dos canciones vi. Apenas me dio tiempo a darme cuenta de que tenía aspecto de japonesa y que hacía música electrónica con pinta bastante oscurota que parecía interesante, pero la comento por ser lo primero que vi del PS 2019.
• Big Red Machine: Justin Vernon de Bon Iver, los hermanos de The National, Julianne Baker y otra amiga haciendo coros borrachas y un par de músicos más que no sé quién serían, subidos todos juntos en el mismo escenario. A mí me pareció como una jam a base de improvisar con indie rock, bases raras y autotune. La verdad es que no soy gran fan de ninguno de ellos por separado, así que tampoco tenía pinta de que la suma de sus partes me fuera a matar. Al final, a ratos me pareció curioso y la mayor parte del tiempo un poco aburrido.
Jueves
• Alice Phoebe Lou. Es superpequeña y parecía superfeliz. El concierto me pareció muy chulo, con banda guay con trompetas y todo, que hace que las canciones que ya molan mil en disco suenen jodidamente maravillosas.
• Dream Wife. A TOPE de power. Insultantemente jóvenes y macarras, eran un derroche de potencia y actitud a medio camino entre el hardrock y el rollo riot grrrl. Esto lo programan en un Azkena y pone firme a todo el personal. Se me caía la baba mirándolas.
• Shonen Knife. Señoras punk todo majas. Puede que el repertorio se quede un poco plano, pero las ves ahí saludando al público en plan madre o hablando de cosas tan poco rockeras como de comida japonésa y española, es imposible no quererlas muchísimo.
• Danny Brown. Hip hop extremo. Brutalidad a base de subgraves y ritmos que más parecen de grime que de rap norteamericano. Pogos y wall of death, como si estuvieran en el Resurrection. Eso sí, terminó 10 minutos antes de la hora, así que no dio tiempo a ver más de 15 minutos, que, eso sí, fueron una salvajada.
• Clario. Flojita. Bien pero de fondo, para descansar y saludar gente. No sé, quizás es que yo tenía el día macarra y no estaba para estas sutilezas, pero no fui capaz de estar concentrado en ella ni un par de minutos.
• Stiff Little Fingers. Dieron un conciertón como solo puedes dar si tienes un repertorio lleno de miticadas. Hubo pogo permanente desde la primera hasta la última canción. Sobre si un "festi pijo" como este es el mejor sitio para ver a un grupo punk... Yo digo rotundamente que sí. Estoy un poco harto de encontrarme con conciertos o festis punk con una producción paupérrima o un sonido más que deficiente, que muchas veces me parece que no responden a un espíritu punk sino a un cierto desprecio hacia las bandas y hacia su público. En el Primavera este concierto se sacó adelante con el mismo cariño con que se hizo el de cualquier otra superestrella gordísima. Vamos, sonido brutal, puntualidad, lo que viene a ser un concierto bien hecho.
• Nas. Rollo 90s hardcore, a ratos bastante cabezón, así pesadete, y en algún momento más molón. Por un lado, en su repertorio están algunos temas imprescindibles en la historia del hip hop, capaces de engorilar a decenas de miles de personas. Por otro, la puesta en escena era bastante austera, así que los que no tenemos un nivel perfecto de inglés ni somos puristas del hip hop creo que nos estábamos perdiendo bastantes matices de un espectáculo basado en su mayor parte en las letras y en la manera de recitarlas. Y eso se notaba en la ingente cantidad de guiris que había viendo el concierto que estaban disfrutando de lo lindo mientras que la minoría que éramos el público nacional nos encogíamos un poco de hombros.
• Carcass. Chun chun chun. Son uno de los grupos que me abrieron las orejas al metal extremo en mis años de instituto, así que tenía que verlos sí o sí. Me moló que apenas se detuvieron en el repertorio más melódico, y centraron el 90% en la tralla pura y dura. Mereció la pena de sobra.
• 070 Shake. Parece un niño, y además tiene voz de chavalín. Hace un hip hop rollo así comercial con bases chulas (se nota por ahí la mano de Kanye West en algunas producciones), pero la propuesta en general tampoco me mató.
• Dirty projectors. Los discos de este grupo me suelen parecer espesísimos, y en principio no lo tenía entre mis prioridades. Pero bueno, en este festival muchas veces toca cambiar planes e improvisar, y en este caso fue un acierto. Me pareció un concierto precioso de pop finísimo, bonito y muy bien tocado por una banda cojonuda. Después de esto, prometo revisar sus discos con mejor ánimo.
Terminado esto, se me presentaba un vacío de casi una hora antes de las siguientes cosas que me interesaba ver, y además me quedé descolgado de mi gente. Para rematar, me crucé con la actuación de Charlie XCX y se me vino el mundo abajo. Tenía muchas ganas de ver tanto a FKA Twigs como a Nitzer Ebb o a Nina Kraviz, pero huí cobardemente al hotel para reservar fuerzas para los días siguientes, que se prometían muy largos.
Y ya mañana pongo por aquí el resumen de las dos jornadas siguientes.
Coincido en casi todo lo bueno que se suele hablar del festival. En cuanto a organización, me parece una heroicidad hacer que todo funcione como funciona. Masas gigantescas de gente moviéndose en todas direcciones, pero que apenas haya sensación de agobio. Muchos baños, y sensación de que nada están muy sucios ni rotos. Todo está hipermercantilizado, está claro, pero exceptuando algún detalle concreto (el Pull&Bear) la sensación es que las marcas están presentes de forma relativamente discreta, que no invaden el espacio que debe ocupar la música ni la diversión.
Sobre la música, el sonido en todos los escenarios por los que pasé fue excelente. Y mira que estuve en sitios variados y escuché sonidos de todo tipo, que todo sonaba como un tiro.
Sobre el cartel, después de todo lo que he visto, me reafirmo en que ha sido un cartelazo. Vale, yo me he hecho mi ruta de conciertos, pero tengo la sensación de que cada día me podía haber hecho hasta dos rutas más de conciertazos tremendos sin repetir ni un solo nombre. Vamos, está claro que el cartel ha iniciado un cambio a otro modelo de festival, pero creo que lo ha hecho con el mayor respeto posible con la historia del festival, de forma que por mucho que por el recinto haya vagando legiones de fans de Rosalía o J. Balvin, el fan de toda la vida se lo puede estar pasando tan bien como en cualquier otra edición.
¿Las cosas malas? Pues bebida y comida a precios que no proceden, al mismo tiempo que ves a los trabajadores sobreexplotados (en algún momento se me cayó el alma a los pies viendo currar a los camareros de las barras).Y también algunos gestos muy muy feos que vi a alguno de los seguratas en los controles de las entradas (y eso que a mí me dejaron pasar todos los días sin mayor complicación), total, para que al final siga habiendo robos de carteras y móviles.
Bueno, voy a comentar los conciertos.
Miércoles
Un poco sobre la marcha surgió la oportunidad de acercarnos un día antes de que arrancara lo gordo, así que allí me planté. Era en el propio recinto del Parc del Fòrum, aunque los estaba abierta la zona de la entrada con el Pull&Bear (sí, había una tienda entera ahí plantada) y demás puestos de merchan, la zona de comida de al lado, el escenario Primavera. No era gran cosa, pero por lo menos así pude reconocer un poco el terreno y ponerme la pulsera sin hacer ni un minuto de cola.
• Meuko! Meuko!: dos canciones vi. Apenas me dio tiempo a darme cuenta de que tenía aspecto de japonesa y que hacía música electrónica con pinta bastante oscurota que parecía interesante, pero la comento por ser lo primero que vi del PS 2019.
• Big Red Machine: Justin Vernon de Bon Iver, los hermanos de The National, Julianne Baker y otra amiga haciendo coros borrachas y un par de músicos más que no sé quién serían, subidos todos juntos en el mismo escenario. A mí me pareció como una jam a base de improvisar con indie rock, bases raras y autotune. La verdad es que no soy gran fan de ninguno de ellos por separado, así que tampoco tenía pinta de que la suma de sus partes me fuera a matar. Al final, a ratos me pareció curioso y la mayor parte del tiempo un poco aburrido.
Jueves
• Alice Phoebe Lou. Es superpequeña y parecía superfeliz. El concierto me pareció muy chulo, con banda guay con trompetas y todo, que hace que las canciones que ya molan mil en disco suenen jodidamente maravillosas.
• Dream Wife. A TOPE de power. Insultantemente jóvenes y macarras, eran un derroche de potencia y actitud a medio camino entre el hardrock y el rollo riot grrrl. Esto lo programan en un Azkena y pone firme a todo el personal. Se me caía la baba mirándolas.
• Shonen Knife. Señoras punk todo majas. Puede que el repertorio se quede un poco plano, pero las ves ahí saludando al público en plan madre o hablando de cosas tan poco rockeras como de comida japonésa y española, es imposible no quererlas muchísimo.
• Danny Brown. Hip hop extremo. Brutalidad a base de subgraves y ritmos que más parecen de grime que de rap norteamericano. Pogos y wall of death, como si estuvieran en el Resurrection. Eso sí, terminó 10 minutos antes de la hora, así que no dio tiempo a ver más de 15 minutos, que, eso sí, fueron una salvajada.
• Clario. Flojita. Bien pero de fondo, para descansar y saludar gente. No sé, quizás es que yo tenía el día macarra y no estaba para estas sutilezas, pero no fui capaz de estar concentrado en ella ni un par de minutos.
• Stiff Little Fingers. Dieron un conciertón como solo puedes dar si tienes un repertorio lleno de miticadas. Hubo pogo permanente desde la primera hasta la última canción. Sobre si un "festi pijo" como este es el mejor sitio para ver a un grupo punk... Yo digo rotundamente que sí. Estoy un poco harto de encontrarme con conciertos o festis punk con una producción paupérrima o un sonido más que deficiente, que muchas veces me parece que no responden a un espíritu punk sino a un cierto desprecio hacia las bandas y hacia su público. En el Primavera este concierto se sacó adelante con el mismo cariño con que se hizo el de cualquier otra superestrella gordísima. Vamos, sonido brutal, puntualidad, lo que viene a ser un concierto bien hecho.
• Nas. Rollo 90s hardcore, a ratos bastante cabezón, así pesadete, y en algún momento más molón. Por un lado, en su repertorio están algunos temas imprescindibles en la historia del hip hop, capaces de engorilar a decenas de miles de personas. Por otro, la puesta en escena era bastante austera, así que los que no tenemos un nivel perfecto de inglés ni somos puristas del hip hop creo que nos estábamos perdiendo bastantes matices de un espectáculo basado en su mayor parte en las letras y en la manera de recitarlas. Y eso se notaba en la ingente cantidad de guiris que había viendo el concierto que estaban disfrutando de lo lindo mientras que la minoría que éramos el público nacional nos encogíamos un poco de hombros.
• Carcass. Chun chun chun. Son uno de los grupos que me abrieron las orejas al metal extremo en mis años de instituto, así que tenía que verlos sí o sí. Me moló que apenas se detuvieron en el repertorio más melódico, y centraron el 90% en la tralla pura y dura. Mereció la pena de sobra.
• 070 Shake. Parece un niño, y además tiene voz de chavalín. Hace un hip hop rollo así comercial con bases chulas (se nota por ahí la mano de Kanye West en algunas producciones), pero la propuesta en general tampoco me mató.
• Dirty projectors. Los discos de este grupo me suelen parecer espesísimos, y en principio no lo tenía entre mis prioridades. Pero bueno, en este festival muchas veces toca cambiar planes e improvisar, y en este caso fue un acierto. Me pareció un concierto precioso de pop finísimo, bonito y muy bien tocado por una banda cojonuda. Después de esto, prometo revisar sus discos con mejor ánimo.
Terminado esto, se me presentaba un vacío de casi una hora antes de las siguientes cosas que me interesaba ver, y además me quedé descolgado de mi gente. Para rematar, me crucé con la actuación de Charlie XCX y se me vino el mundo abajo. Tenía muchas ganas de ver tanto a FKA Twigs como a Nitzer Ebb o a Nina Kraviz, pero huí cobardemente al hotel para reservar fuerzas para los días siguientes, que se prometían muy largos.
Y ya mañana pongo por aquí el resumen de las dos jornadas siguientes.
Abajo el trabajo