31-01-06, 16:39
Asunto: mi crónica de lo que pasó en Santoña
http://www.eldiarioalerta.com/periodico/...dfs/57.pdf
La mejor banda sonora
2006-01-25
El Rock and Roll es tan grande que no precisa de explicación o definición. Es algo intangible, está en todas partes, no se puede dividir o clasificar. Hay palabras tan grandilocuentes como Dios, Paz, Libertad... cuya sola mención las hace comprensibles, las conoce o entiende todo el mundo. El R&R es algo tan claro como todas las palabras nombradas anteriormente. Es mucho más que música, es una manera de pensar, sentir y vivir. Es algo verdaderamente misterioso. El pasado miércoles 25 de enero, tuvimos una nueva ocasión de empaparnos de esta celebración. Volver a vivir de cerca una de esas veladas de lujo a las que nos están acostumbrando Iraultza Producciones. La sala Tropicana de Santoña recibía la visita de dos grupos que por separado, ya son lo suficientemente atractivos, y que en la misma noche, elevan al cuadrado cualquier expectativa. El sello Love To Art está de gira con los canadienses Sloan y los suecos The Soundtrack of our lives y estos, han dejado su huella por tierras cántabras con un paso destacado, si bien el sonido no fue todo lo deseable que la ocasión requería. Antes, durante y después de las actuaciones la sesión fue amenizada por DJ Barnaby Slade que "quiso pinchar powerpop toda la noche hasta que saliera el sol". A las 21:45 h. tomaron el escenario los que han sido bautizados como los Posies canadienses. Sloan mezclan perfectamente sonido de guitarras, melodías, y un batería demoledor (Andrew Scott), al más puro estilo Keith Moon. Las voces cambian de dueño de manera natural. Todos se ocupan de cantar y hacer coros. Como buenos trileros, cambian entre ellos sus instrumentos dejando la música en el mismo sitio. En realidad, no acabaron de despegar en los cuarenta y cinco minutos que estuvieron en el escenario. Ya sea por el sonido, la incomodidad del papel de telonero, o cierta frialdad del público, no llegaron a alcanzar el altísimo nivel que logran en sus trabajos de estudio. No obstante, cumplieron perfectamente con su labor de precalentamiento y dejaron grandes momentos como People of the Sky, Money City Maniacs, o The Other Man. TSOOL crearon la burbuja ideal para la mística experiencia del rock lisérgico. Psicodelia que te lleva de viaje a lugares escondidos, teclados que hacen que flotes en medio de pasajes donde el tiempo es virtual, se pierde la sensación de las cosas reales y solo importa saborear al máximo del poder de la música con mayúsculas. Encauzar el caudal de sensaciones, ordenar en tu cabeza melodías, guitarrazos, órganos celestiales… soltar el animal y disfrutar de la liturgia del rock. La que hace de él una ceremonia maravillosa, de comunión y comunicación, de recibir y compartir, de sentir la energía en cada músculo. Luego de absorber tanta electricidad , nos sentimos fuertes como los vikingos que tenemos en frente. Su nombre les hace justicia. La banda sonora de nuestras vidas, la que bucea en nuestra memoria y saca fotogramas de los Stones, Kinks, Beatles, The Who, Stooges, The Flamin’ Groovies, Love, Pink Floyd y sobre todo de los Doors. La sombra de Morrison es muy alargada y esta vez lleva unos cuantos kilos de más. Ebbot Lundberg es un oso descomunal, la parte más visible de la banda. El gran reverendo cierra los ojos, se retuerce y entra en trance entre trallazos como Sister surround o Bigtime, abre sus párpados al pop con piezas como Believe I’ve found. Seis músicos sin piedad rescatando el sabor añejo, de los años sesenta y setenta. Utilizando todo el arsenal como en Idependent luxury con esas guitarras hipnóticas que cabalgan en "stereo" de lado a lado de nuestras orejas, volando nuestras cabezas. Con The flood disfrutamos de un temazo que se escapaba delante de nuestras narices a medida que un “crescendo” vertiginoso e intenso iba devorando la canción. El éxtasis final vino de la mano del Nevermore. Un brebaje calentado a fuego lento por estos chamanes venidos del frío. Acabaron con el Sick of you de Iggy Pop & The Stooges y todo se derramó, como la cerveza que bautizó minutos antes al gran cantante. El grupo desapareció súbitamente entre la gente. Cogieron el camino del hotel sin pensarlo dos veces, pero dejaron un rastro que tardará en ser borrado.
http://www.eldiarioalerta.com/periodico/...dfs/57.pdf
La mejor banda sonora
2006-01-25
El Rock and Roll es tan grande que no precisa de explicación o definición. Es algo intangible, está en todas partes, no se puede dividir o clasificar. Hay palabras tan grandilocuentes como Dios, Paz, Libertad... cuya sola mención las hace comprensibles, las conoce o entiende todo el mundo. El R&R es algo tan claro como todas las palabras nombradas anteriormente. Es mucho más que música, es una manera de pensar, sentir y vivir. Es algo verdaderamente misterioso. El pasado miércoles 25 de enero, tuvimos una nueva ocasión de empaparnos de esta celebración. Volver a vivir de cerca una de esas veladas de lujo a las que nos están acostumbrando Iraultza Producciones. La sala Tropicana de Santoña recibía la visita de dos grupos que por separado, ya son lo suficientemente atractivos, y que en la misma noche, elevan al cuadrado cualquier expectativa. El sello Love To Art está de gira con los canadienses Sloan y los suecos The Soundtrack of our lives y estos, han dejado su huella por tierras cántabras con un paso destacado, si bien el sonido no fue todo lo deseable que la ocasión requería. Antes, durante y después de las actuaciones la sesión fue amenizada por DJ Barnaby Slade que "quiso pinchar powerpop toda la noche hasta que saliera el sol". A las 21:45 h. tomaron el escenario los que han sido bautizados como los Posies canadienses. Sloan mezclan perfectamente sonido de guitarras, melodías, y un batería demoledor (Andrew Scott), al más puro estilo Keith Moon. Las voces cambian de dueño de manera natural. Todos se ocupan de cantar y hacer coros. Como buenos trileros, cambian entre ellos sus instrumentos dejando la música en el mismo sitio. En realidad, no acabaron de despegar en los cuarenta y cinco minutos que estuvieron en el escenario. Ya sea por el sonido, la incomodidad del papel de telonero, o cierta frialdad del público, no llegaron a alcanzar el altísimo nivel que logran en sus trabajos de estudio. No obstante, cumplieron perfectamente con su labor de precalentamiento y dejaron grandes momentos como People of the Sky, Money City Maniacs, o The Other Man. TSOOL crearon la burbuja ideal para la mística experiencia del rock lisérgico. Psicodelia que te lleva de viaje a lugares escondidos, teclados que hacen que flotes en medio de pasajes donde el tiempo es virtual, se pierde la sensación de las cosas reales y solo importa saborear al máximo del poder de la música con mayúsculas. Encauzar el caudal de sensaciones, ordenar en tu cabeza melodías, guitarrazos, órganos celestiales… soltar el animal y disfrutar de la liturgia del rock. La que hace de él una ceremonia maravillosa, de comunión y comunicación, de recibir y compartir, de sentir la energía en cada músculo. Luego de absorber tanta electricidad , nos sentimos fuertes como los vikingos que tenemos en frente. Su nombre les hace justicia. La banda sonora de nuestras vidas, la que bucea en nuestra memoria y saca fotogramas de los Stones, Kinks, Beatles, The Who, Stooges, The Flamin’ Groovies, Love, Pink Floyd y sobre todo de los Doors. La sombra de Morrison es muy alargada y esta vez lleva unos cuantos kilos de más. Ebbot Lundberg es un oso descomunal, la parte más visible de la banda. El gran reverendo cierra los ojos, se retuerce y entra en trance entre trallazos como Sister surround o Bigtime, abre sus párpados al pop con piezas como Believe I’ve found. Seis músicos sin piedad rescatando el sabor añejo, de los años sesenta y setenta. Utilizando todo el arsenal como en Idependent luxury con esas guitarras hipnóticas que cabalgan en "stereo" de lado a lado de nuestras orejas, volando nuestras cabezas. Con The flood disfrutamos de un temazo que se escapaba delante de nuestras narices a medida que un “crescendo” vertiginoso e intenso iba devorando la canción. El éxtasis final vino de la mano del Nevermore. Un brebaje calentado a fuego lento por estos chamanes venidos del frío. Acabaron con el Sick of you de Iggy Pop & The Stooges y todo se derramó, como la cerveza que bautizó minutos antes al gran cantante. El grupo desapareció súbitamente entre la gente. Cogieron el camino del hotel sin pensarlo dos veces, pero dejaron un rastro que tardará en ser borrado.
"Stoner pincha mejor bajo presión" (Patrullero)