29-12-05, 15:08
6.000 para Iván Ferreiro
El concurso 6000 para el mejor que organiza la Universidad de Cantabria tenía su apartado musical en el Palacio Municipal de Deportes de Santander como colofón a una serie de actividades programadas durante el pasado día 22. Mouro Producciones trajo a dos grupos para cubrir el evento. A las 22,30 horas comenzaron su actuación los teloneros. La Sonrisa de Julia pusieron empeño, cumplieron de manera digna y lograron un buen sonido. Celebraron el fin de gira con su concierto número ochenta además del celebrar el cumpleaños de su teclista. Capitaneados por un cántabro que ha tenido que ir a Madrid a abrirse camino, tuvieron el gusto de hacer versiones de U2 (with or without you), Leonard Cohen (Hallelujah) o Police (Roxanne). Un pop rock a medio camino entre las minorías y la radio fórmula que no disgusta aunque algún purista se tire de los pelos.
Después llegó Iván Ferreiro y su banda, creando auténticas murallas sonoras, ganando poco a poco la capacidad musical del recinto, llenándolo a chorro. Creando un microcosmos insondable y enganchándonos en él. Respiramos las bombonas de las sensaciones extremas, sentimos el vértigo infinito, pero flotamos en una maravillosa gravedad musical.
Con letras como huracanes de melancolía, soplando con el descaro de los versos verdaderos. Mezclando lo mejor de la música española de las dos últimas décadas con el dramatismo de grupos como Radiohead, The Cure... etc
Ganando con el nuevo bajista varios escalones de intensidad, metiéndonos el corazón en el bombo y haciéndolo explotar en cada latido. La resaca tiraba hacia dentro y nos abandonamos en la sinfonía interestelar de los que encima del escenario, brillan con reflejos cargados de talento.
Sobrándonos de entusiasmo en cada golpe de ola y recogiendo nuestras emociones en cada receso.
Con un batería descomunal, con tanta belleza en sus atronadores redobles como fuerza en sus paradas. Es tan bueno cuando toca como cuando deja de tocar. Pasa rápido del play al avanzar y detiene el tiempo en milésimas con el pause, para volver con infinitos remolinos y taladrarte con ritmos cuadrados y machacones. Tiene tanta coordinación, como técnica, tanta pegada como descanso. Posee un sentido musical tan certero….. Solo Karlos Arancegui vale toda la entrada.
El buen hacer se hace extensivo al resto y con cuatro músicos economizan un caudal inmenso.
Consiguen un climax y una intensidad terapéutica.
Voces desgarradas se clavan como cuchillos, palabras afiladas directas al descabello, matan de tristeza pero dan vida a canciones preciosas como Mrs. P. o S.P.N.B.
La justicia musical merece personajes como Iván Ferreiro, o el bueno de Quique González que estaba viendo el concierto desde el público. Iván y sus músicos impartieron la suya a su manera, salpimentando el turnedo con un poco de El último de la Fila, Los Ronaldos, Maga, Los Planetas, Stones, The Cure e incluso con el a tu lado de OT, o haciendo Paloma de Andrés Calamaro.
Además de amor, demostraron humor con el baile final de los dos hermanos.
Repasaron temas de su trabajo en solitario Canciones para el tiempo y la distancia y clásicos de Los Piratas como M, Inerte o Jugar con los coches.
Dos horas después bajaron el telón y apagaron sus estrellas. Dejaron la estela de un concierto excelso.
Santiago V. M.
El concurso 6000 para el mejor que organiza la Universidad de Cantabria tenía su apartado musical en el Palacio Municipal de Deportes de Santander como colofón a una serie de actividades programadas durante el pasado día 22. Mouro Producciones trajo a dos grupos para cubrir el evento. A las 22,30 horas comenzaron su actuación los teloneros. La Sonrisa de Julia pusieron empeño, cumplieron de manera digna y lograron un buen sonido. Celebraron el fin de gira con su concierto número ochenta además del celebrar el cumpleaños de su teclista. Capitaneados por un cántabro que ha tenido que ir a Madrid a abrirse camino, tuvieron el gusto de hacer versiones de U2 (with or without you), Leonard Cohen (Hallelujah) o Police (Roxanne). Un pop rock a medio camino entre las minorías y la radio fórmula que no disgusta aunque algún purista se tire de los pelos.
Después llegó Iván Ferreiro y su banda, creando auténticas murallas sonoras, ganando poco a poco la capacidad musical del recinto, llenándolo a chorro. Creando un microcosmos insondable y enganchándonos en él. Respiramos las bombonas de las sensaciones extremas, sentimos el vértigo infinito, pero flotamos en una maravillosa gravedad musical.
Con letras como huracanes de melancolía, soplando con el descaro de los versos verdaderos. Mezclando lo mejor de la música española de las dos últimas décadas con el dramatismo de grupos como Radiohead, The Cure... etc
Ganando con el nuevo bajista varios escalones de intensidad, metiéndonos el corazón en el bombo y haciéndolo explotar en cada latido. La resaca tiraba hacia dentro y nos abandonamos en la sinfonía interestelar de los que encima del escenario, brillan con reflejos cargados de talento.
Sobrándonos de entusiasmo en cada golpe de ola y recogiendo nuestras emociones en cada receso.
Con un batería descomunal, con tanta belleza en sus atronadores redobles como fuerza en sus paradas. Es tan bueno cuando toca como cuando deja de tocar. Pasa rápido del play al avanzar y detiene el tiempo en milésimas con el pause, para volver con infinitos remolinos y taladrarte con ritmos cuadrados y machacones. Tiene tanta coordinación, como técnica, tanta pegada como descanso. Posee un sentido musical tan certero….. Solo Karlos Arancegui vale toda la entrada.
El buen hacer se hace extensivo al resto y con cuatro músicos economizan un caudal inmenso.
Consiguen un climax y una intensidad terapéutica.
Voces desgarradas se clavan como cuchillos, palabras afiladas directas al descabello, matan de tristeza pero dan vida a canciones preciosas como Mrs. P. o S.P.N.B.
La justicia musical merece personajes como Iván Ferreiro, o el bueno de Quique González que estaba viendo el concierto desde el público. Iván y sus músicos impartieron la suya a su manera, salpimentando el turnedo con un poco de El último de la Fila, Los Ronaldos, Maga, Los Planetas, Stones, The Cure e incluso con el a tu lado de OT, o haciendo Paloma de Andrés Calamaro.
Además de amor, demostraron humor con el baile final de los dos hermanos.
Repasaron temas de su trabajo en solitario Canciones para el tiempo y la distancia y clásicos de Los Piratas como M, Inerte o Jugar con los coches.
Dos horas después bajaron el telón y apagaron sus estrellas. Dejaron la estela de un concierto excelso.
Santiago V. M.
"Stoner pincha mejor bajo presión" (Patrullero)