19-10-06, 13:14
Cuando el trabajo se hace con cariño (Ebrovision 2006) Parte 2ª
El viernes 22 de septiembre comprobé la gratificante sensación de despertar en cama y no en tienda de campaña y de pegarme una buena ducha como Dios manda sin la preocupación de ver algún chochete inesperado o que me vean a mi mis michelines.
Luego salimos dos veces de la pensión porque pegaba un rasca de aúpa y hubo que protegerse un poco más. Hicimos la visita de rigor al bar de la plaza. Uno que hace esquina en una plaza, un bar de estos de solera, con asientos muy viejos, un camarero ya mayor, unas mesas en la terraza y ese aroma de cafetería donde los tertulianos pasan largas horas. Bastante añejo, algo cutre pero nos gusta. Siempre lo visitamos.
A la hora de comer y siguiendo los consejos de Ramiro y Carol fuimos a La Fundición. ¡Vaya festín!. Qué sitio más guapo, que bien nos trataron y lo más importante, un menú por diez euros que no lo comemos en Santander ni por veinte. Bien presentado, bien cocinado... realmente agradable la sobremesa. Luego la siesta era inevitable. Había que guardar sueño antes de la batalla.
Después comprobamos como los medios locales pasaban del culo de los Infadels y llegaban tarde a la rueda de prensa que había en la Casa de Cultura. Eso si, llegaban para los OCS. Me da un poco de asco estas papanatadas pero pasan en todas partes. A mi me parece una falta de respeto pero prefiero no entrar...
Chachi llegó después de haberse perdido y dar mil vueltas alrededor del camping pero sin encontrarlo. Plantó la tienda y cayeron unos litros. Con tranquilidad, de nuevo con el sol acompañando y unos bocadillos que esta vez fueron una puta mierda (el lomo era puro plástico).
Según llegamos a la fábrica y como no podía ser de otra manera me encuentro de frente con Deu (Standard). Unos abrazos de esos de palmaditas en la espalda, y las primeras risas “uuyy que ojitos traes, veo que has cenado bien esta noche, je, je”. ¡Qué cabroncete!. Estaba bastante tranquilo a esa hora, luego encima del escenario ya no. Le hice entrega de unas fotos que teníamos con ellos y de actuaciones del grupo en Astillero y SSF y me puso una dedicatoria en una que llevaba yo específicamente para ello. Siempre es un placer encontrarse con Deu. Es un tío muy majete y vacilón... yo se que Standard tienen un cariño especial a unos cuantos de santanderinos, pero es recíproco.
Half Foot Outside abrieron la velada del viernes. Sonaba atronador, altísimo, muy molesto. Me jode pensar que si no hubiera sido por esto, me hubieran gustado pero es que era insoportable. El acojone se apoderó de mi. ¿no será esta la nueva potencia del equipo de la fábrica?. No había quién aguantara. El grupo me recuerda bastante a Dinosaur Jr, Nada Surf así que por ese lado me hubieran conquistado con facilidad pero creo que el de la mesa la cagó bien cagada.
Creo que a esas alturas ya se habían incorporado la otra parte de la expedición. Mar, Sancibrian, Peloto, Juan Carlos y Laura.
Luego vinieron Los Coronas , en mi opinión, la sorpresa del festival. Puede que solo me la llevara yo. Reconozco que no los había escuchado en mi vida, aunque si que había oído hablar de ellos y siempre bien. Saber que entre sus miembros había gente de Sex Museum por ejemplo, ya es una buena carta de presentación. Pues bien, conciertazo que nos dejo con la boca abierta a todos incluido Steve Cradok (OCS) que observaba desde detrás de lo músicos con una amplia sonrisa. R’n’R instrumental, sonido surfero y tintes un tanto cinematográficos (la sombra de Tarantino estaba presente) es algo que dicho así, no da la verdadera medida de su música.
Las canciones son auténticos laberintos de no menos de seis o siete minutos en su mayoría, donde verdaderamente es tan fácil perderse, como encontrar la salida. Los desarrollos son bastante largos, dentro de la misma canción se exploran diferentes caminos pero al final, estos se cruzan y encaja todo a la perfección. Estas historias no narradas se van retroalimentando con el paso de los segundos y cuanto menos queda para su final más intensidad alcanzan. Las corrientes que las envuelven son brutales y es casi imposible no engancharse con ellas... por no hablar del sonido que era, ahora si, realmente espectacular. Cada pellizco de Fender, cada redoble, toda la rítmica... era una locomotora que estaba echando humo. Fue algo tremendo, una actuación redonda y efectivamente como me habían dicho, Loza es de los mejores baterías que he visto entre los grupos nacionales.
Llegaba el grupo fuerte del viernes. Todo un clásico como Ocean Colour Scene que como se esperaba, congregaron al mayor número de gente. No hay duda de la calidad de los británicos y de que con ese ramillete de singles es imposible hacerlo mal. Canciones imperecederas que aguantan perfectamente el paso de los años y que son verdaderos himnos. Simon Fowler estaba bastante animado, moviéndose sin parar y haciendo en todo momento partícipe al público de su directo.
Yo no se lo que puede pensar un grupo de la trayectoria de OCS que tendrán el culo pelado de girar por todo el mundo y de repente tocan en un sitio llamado la “La Fábrica de Tornillos” y resulta que suena mejor que si estuvieses proyectando un dvd desde el mejor equipo de música del planeta. La nitidez era perfecta, ideal para paladear esas canciones a medio camino entre el pop y el rock, con ese toque de música de hace décadas. Fue maravilloso escuchar Drive away con esa guitarra escapando hacía el infinito o Get blow away que puso mis ojos cerca de la lágrima. Estas canciones en ese momento y en ese lugar eran el ejemplo vivo de un festival que sigue teniendo vocación familiar pero que cuenta con el sonido más serio y profesional que te puedas encontrar en toda nuestra piel de toro.
Los también británicos Infadels convirtieron el recinto en un mar de gente saltando y bailando sin desfallecer. Eran la propuesta más atrevida de los dos días y cumplieron sobradamente con su post punk o dance rock o la etiqueta que se le quiera poner. Su puesta en escena es llamativa, son divertidos y los espasmódicos bailes de su cantante al son de pepinos como Can’T Get Enough o Jagger ’67 no dejan indiferente a nadie. Breack-dance sobre las sombras o pies de micro retorcidos como palos de chupachus conforman también un espectáculo que va más allá de la música.
Así las cosas, Standard tenía un gran reto. Salir después de esta fiesta y que la gente no se viniera abajo seguidamente de tanto baile. Evitar que el cansancio no hiciera aparición. Pues bien, salieron a comerse el festival y se lo zamparon enterito. Deu apareció con unas tetas de plástico de esas de las ferias y empezó a provocar “hola hijos de puta ¿queréis bailar?, ¿queréis que os demos por el culo?, ya estamos cansados de tantos grupos guiris, nos los vamos a follar a todos”. Y vaya si lo hicieron.
Todavía recuerdo que en el Santander Summer Festival los de Getxo abrían a las 17:00 horas y a eso de las 23:00 Infadels armaban el gran taco. No puedo quitarme de la memoria a Deu, saltando entre nosotros como uno más mientras los británicos firmaban una de las mejores actuaciones del festival. Pues bien, unos meses después, con otro horario ese mismo chaval y sus compañeros de banda salían después de los Infieles y lejos de arrugarse, daban un golpe definitivo al Ebrovisión y duplicaban la fiesta ya iniciada unas horas atrás.
Empezaban su actuación a tope, como la habían dejado el año pasado (conciertus interruptus en palabras de su cantante) y no la pararon de subir en ningún momento. No es por tirarme el chicle pero esto mismo escribí hace un año de ellos “Pusieron La Fabrica de Tornillos patas arriba y solo se habían mostrado parcialmente…Si no les cortan las alas podían haber volado por encima del resto del reparto, pero eso ya, nunca lo sabremos”. Ahora si lo sabemos, esos veinte minutos dejaron ver lo que es una realidad que no tiene ya ninguna vuelta atrás y que consagra a un grupo que no debe llevar más de dos años y que solo tiene un disco como una de las apuestas de futuro más prometedoras y con un directo simplemente fulminante.
Transmiten chulería y descaro y a la vez cercanía y complicidad. Con ellos se ve el peligro pero lejos de huir, el público lo que hace es acercarse a él, participar. Incitan al desmadre, son lascivos, provocadores... les sale todo con una naturalidad tremenda. Sus conciertos parecen ensayos a puerta abierta. Los guiños, los bailes, las risas... están igual de sueltos arriba de las tablas que cualquiera de nosotros camuflados en la multitud.
Entre grupo y público no hay barrera ninguna y lo mismo baja Deu en medio de un tema a mezclarse entre la gente (los agarra, los abraza, salta con ellos), que los espectadores suben al escenario con la banda tocando.
La mezcla de guitarras, ritmos contagiosos, percusiones al cuadrado y esa voz pervertida (a veces cercana a Jim Morrison) es un cocktail irresistible. Como reza su lema “todo el mundo a bailar”. Es imposible no hacerlo. En Miranda, el “Gordon” fue Standard.
Logramos llegar luego a la sala Orosco y escuchar un poco a Dj Amable. Me gustó la ostia, en otra circunstancia hubiera tocado la guitarra imaginaria sin parar pero a las 5:00 de la mañana ya estaba para sopas y pan y al poco nos fuimos a dormir
El viernes 22 de septiembre comprobé la gratificante sensación de despertar en cama y no en tienda de campaña y de pegarme una buena ducha como Dios manda sin la preocupación de ver algún chochete inesperado o que me vean a mi mis michelines.
Luego salimos dos veces de la pensión porque pegaba un rasca de aúpa y hubo que protegerse un poco más. Hicimos la visita de rigor al bar de la plaza. Uno que hace esquina en una plaza, un bar de estos de solera, con asientos muy viejos, un camarero ya mayor, unas mesas en la terraza y ese aroma de cafetería donde los tertulianos pasan largas horas. Bastante añejo, algo cutre pero nos gusta. Siempre lo visitamos.
A la hora de comer y siguiendo los consejos de Ramiro y Carol fuimos a La Fundición. ¡Vaya festín!. Qué sitio más guapo, que bien nos trataron y lo más importante, un menú por diez euros que no lo comemos en Santander ni por veinte. Bien presentado, bien cocinado... realmente agradable la sobremesa. Luego la siesta era inevitable. Había que guardar sueño antes de la batalla.
Después comprobamos como los medios locales pasaban del culo de los Infadels y llegaban tarde a la rueda de prensa que había en la Casa de Cultura. Eso si, llegaban para los OCS. Me da un poco de asco estas papanatadas pero pasan en todas partes. A mi me parece una falta de respeto pero prefiero no entrar...
Chachi llegó después de haberse perdido y dar mil vueltas alrededor del camping pero sin encontrarlo. Plantó la tienda y cayeron unos litros. Con tranquilidad, de nuevo con el sol acompañando y unos bocadillos que esta vez fueron una puta mierda (el lomo era puro plástico).
Según llegamos a la fábrica y como no podía ser de otra manera me encuentro de frente con Deu (Standard). Unos abrazos de esos de palmaditas en la espalda, y las primeras risas “uuyy que ojitos traes, veo que has cenado bien esta noche, je, je”. ¡Qué cabroncete!. Estaba bastante tranquilo a esa hora, luego encima del escenario ya no. Le hice entrega de unas fotos que teníamos con ellos y de actuaciones del grupo en Astillero y SSF y me puso una dedicatoria en una que llevaba yo específicamente para ello. Siempre es un placer encontrarse con Deu. Es un tío muy majete y vacilón... yo se que Standard tienen un cariño especial a unos cuantos de santanderinos, pero es recíproco.
Half Foot Outside abrieron la velada del viernes. Sonaba atronador, altísimo, muy molesto. Me jode pensar que si no hubiera sido por esto, me hubieran gustado pero es que era insoportable. El acojone se apoderó de mi. ¿no será esta la nueva potencia del equipo de la fábrica?. No había quién aguantara. El grupo me recuerda bastante a Dinosaur Jr, Nada Surf así que por ese lado me hubieran conquistado con facilidad pero creo que el de la mesa la cagó bien cagada.
Creo que a esas alturas ya se habían incorporado la otra parte de la expedición. Mar, Sancibrian, Peloto, Juan Carlos y Laura.
Luego vinieron Los Coronas , en mi opinión, la sorpresa del festival. Puede que solo me la llevara yo. Reconozco que no los había escuchado en mi vida, aunque si que había oído hablar de ellos y siempre bien. Saber que entre sus miembros había gente de Sex Museum por ejemplo, ya es una buena carta de presentación. Pues bien, conciertazo que nos dejo con la boca abierta a todos incluido Steve Cradok (OCS) que observaba desde detrás de lo músicos con una amplia sonrisa. R’n’R instrumental, sonido surfero y tintes un tanto cinematográficos (la sombra de Tarantino estaba presente) es algo que dicho así, no da la verdadera medida de su música.
Las canciones son auténticos laberintos de no menos de seis o siete minutos en su mayoría, donde verdaderamente es tan fácil perderse, como encontrar la salida. Los desarrollos son bastante largos, dentro de la misma canción se exploran diferentes caminos pero al final, estos se cruzan y encaja todo a la perfección. Estas historias no narradas se van retroalimentando con el paso de los segundos y cuanto menos queda para su final más intensidad alcanzan. Las corrientes que las envuelven son brutales y es casi imposible no engancharse con ellas... por no hablar del sonido que era, ahora si, realmente espectacular. Cada pellizco de Fender, cada redoble, toda la rítmica... era una locomotora que estaba echando humo. Fue algo tremendo, una actuación redonda y efectivamente como me habían dicho, Loza es de los mejores baterías que he visto entre los grupos nacionales.
Llegaba el grupo fuerte del viernes. Todo un clásico como Ocean Colour Scene que como se esperaba, congregaron al mayor número de gente. No hay duda de la calidad de los británicos y de que con ese ramillete de singles es imposible hacerlo mal. Canciones imperecederas que aguantan perfectamente el paso de los años y que son verdaderos himnos. Simon Fowler estaba bastante animado, moviéndose sin parar y haciendo en todo momento partícipe al público de su directo.
Yo no se lo que puede pensar un grupo de la trayectoria de OCS que tendrán el culo pelado de girar por todo el mundo y de repente tocan en un sitio llamado la “La Fábrica de Tornillos” y resulta que suena mejor que si estuvieses proyectando un dvd desde el mejor equipo de música del planeta. La nitidez era perfecta, ideal para paladear esas canciones a medio camino entre el pop y el rock, con ese toque de música de hace décadas. Fue maravilloso escuchar Drive away con esa guitarra escapando hacía el infinito o Get blow away que puso mis ojos cerca de la lágrima. Estas canciones en ese momento y en ese lugar eran el ejemplo vivo de un festival que sigue teniendo vocación familiar pero que cuenta con el sonido más serio y profesional que te puedas encontrar en toda nuestra piel de toro.
Los también británicos Infadels convirtieron el recinto en un mar de gente saltando y bailando sin desfallecer. Eran la propuesta más atrevida de los dos días y cumplieron sobradamente con su post punk o dance rock o la etiqueta que se le quiera poner. Su puesta en escena es llamativa, son divertidos y los espasmódicos bailes de su cantante al son de pepinos como Can’T Get Enough o Jagger ’67 no dejan indiferente a nadie. Breack-dance sobre las sombras o pies de micro retorcidos como palos de chupachus conforman también un espectáculo que va más allá de la música.
Así las cosas, Standard tenía un gran reto. Salir después de esta fiesta y que la gente no se viniera abajo seguidamente de tanto baile. Evitar que el cansancio no hiciera aparición. Pues bien, salieron a comerse el festival y se lo zamparon enterito. Deu apareció con unas tetas de plástico de esas de las ferias y empezó a provocar “hola hijos de puta ¿queréis bailar?, ¿queréis que os demos por el culo?, ya estamos cansados de tantos grupos guiris, nos los vamos a follar a todos”. Y vaya si lo hicieron.
Todavía recuerdo que en el Santander Summer Festival los de Getxo abrían a las 17:00 horas y a eso de las 23:00 Infadels armaban el gran taco. No puedo quitarme de la memoria a Deu, saltando entre nosotros como uno más mientras los británicos firmaban una de las mejores actuaciones del festival. Pues bien, unos meses después, con otro horario ese mismo chaval y sus compañeros de banda salían después de los Infieles y lejos de arrugarse, daban un golpe definitivo al Ebrovisión y duplicaban la fiesta ya iniciada unas horas atrás.
Empezaban su actuación a tope, como la habían dejado el año pasado (conciertus interruptus en palabras de su cantante) y no la pararon de subir en ningún momento. No es por tirarme el chicle pero esto mismo escribí hace un año de ellos “Pusieron La Fabrica de Tornillos patas arriba y solo se habían mostrado parcialmente…Si no les cortan las alas podían haber volado por encima del resto del reparto, pero eso ya, nunca lo sabremos”. Ahora si lo sabemos, esos veinte minutos dejaron ver lo que es una realidad que no tiene ya ninguna vuelta atrás y que consagra a un grupo que no debe llevar más de dos años y que solo tiene un disco como una de las apuestas de futuro más prometedoras y con un directo simplemente fulminante.
Transmiten chulería y descaro y a la vez cercanía y complicidad. Con ellos se ve el peligro pero lejos de huir, el público lo que hace es acercarse a él, participar. Incitan al desmadre, son lascivos, provocadores... les sale todo con una naturalidad tremenda. Sus conciertos parecen ensayos a puerta abierta. Los guiños, los bailes, las risas... están igual de sueltos arriba de las tablas que cualquiera de nosotros camuflados en la multitud.
Entre grupo y público no hay barrera ninguna y lo mismo baja Deu en medio de un tema a mezclarse entre la gente (los agarra, los abraza, salta con ellos), que los espectadores suben al escenario con la banda tocando.
La mezcla de guitarras, ritmos contagiosos, percusiones al cuadrado y esa voz pervertida (a veces cercana a Jim Morrison) es un cocktail irresistible. Como reza su lema “todo el mundo a bailar”. Es imposible no hacerlo. En Miranda, el “Gordon” fue Standard.
Logramos llegar luego a la sala Orosco y escuchar un poco a Dj Amable. Me gustó la ostia, en otra circunstancia hubiera tocado la guitarra imaginaria sin parar pero a las 5:00 de la mañana ya estaba para sopas y pan y al poco nos fuimos a dormir
"Stoner pincha mejor bajo presión" (Patrullero)