09-12-11, 12:19
Miguel Marías está en Santander esta semana para dar un ciclo de conferencias sobre crítica cinematográfica. Yo a este hombre le tenía por un tanto carca (supongo que por estar metido en la tertulia atroz aquella de Garci), pero me ha sorprendido muchísimo el discurso que defiende en la entrevista que publicó el miércoles el diario montañés, con el que estoy muy de acuerdo. Aquí habla de cine, pero supongo que algunas de estas ideas valen también para entender la relación entre la música e internet en la actualidad.
http://www.eldiariomontanes.es/v/2011120...11207.html
Aplicado a la música, yo esto lo puedo interpretar como que:
-Las grandes distribuidoras (la misma FNAC que cita patrullero) están ofreciendo una imagen de que "ofrecen todo", cuando en realidad están creando un embudo por el que muchos productos (discos, grupos o catálogos de sellos completos) nunca van a poder llegar al consumidor, o van a llegar con un precio extremadamente hinchado. Y cada vez resulta más difícil conseguir material fuera de esas distribuidoras. De hecho, en Cantabria las tiendas de discos están en vías de extinción: nos queda El Corte Inglés (otra de esas grandes distribuidoras/embudo, donde además me niego a consumir por la pésima atención que dan al cliente), la Tipo (con un stock en tienda muy reducido, donde al final van a tener que encargarte casi cualquier cosa que no sea novedad del mes), y los centros comerciales (Carrefour, Mediamarkt...) que nunca fueron el paradigma de buena tienda de música.
Si el consumidor no tiene forma de acceder pagando al disco que quiere, veo normal que se tire a descargarlo gratis.
Sobre el todo gratis, siempre ha existido, pero hasta hace unos años todo el mundo estaba contento con ello porque lo veían como una forma de promoción. Nunca ha habido radio musical de pago, ni programas musicales en tv de pago. No quiero hacerme a la idea de cuánta gente de mi generación y de las anteriores se han pasado décadas enteras encendiendo la radio para escuchar emisoras que solo emitían música y que jamás hicieron el amago de comprar un disco, pero a esa gente nunca se les acusó de robar. Y recordemos que por sonar en las radiofórmulas los sellos no cobraban, sino que se pagaba por estar ahí. Pero en los últimos lustros se ha querido llevar el negocio hasta el último extremo; había que sacar dinero de cualquier movimiento del artista, e incluso de cada movimiento que hicieran tus fans. Pues bien, lo que antes era gratis ahora pasa a ser un robo. Pero en este caso la culpa no ha sido del público el que ha cambiado de actitud ante lo que está pagando. También eres tú (músico, compañía o lo que seas) el que has cambiado tu idea de negocio y tus perspectivas de sacar beneficio de cosas con las que antes no lo hacías. La idea de que cada disco descargado es un disco que se ha dejado de vender es un fraude, porque mucha de esa gente que se descarga gratis cosas es la que se pasaba la vida escuchando la radio sin comprar un disco, o la que grababa tdks de los discos que habían comprado sus amigos, o incluso la que escuchaba tdks grabadas directamente de la radio.
Por otro lado, la tarifa que se paga al operador de internet se puede usar para descargar cosas de forma gratuita, pero también para entrar al bandcamp y decidir si merece la pena pagar por ver a un grupo en directo, o para encargar discos que no hay forma de conseguir en una tienda cercana.
http://www.eldiariomontanes.es/v/2011120...11207.html
Cita:-¿El espectador se está convirtiendo en un consumidor pasivo?
-Me temo que sí. Creo que es producto de cómo está cambiando la exhibición cinematográfica en general porque cada vez tiene menos opciones de elegir qué ver de lo que se hace en el mundo. Cuando comenzó mi cinefilia hace más de 40 años teníamos una enorme censura, veíamos las películas mutiladas y dobladas. Cuando eso desapareció, apareció otra nueva censura, la económica, que provocó cambios en la exhibición, la desaparición de los cines del centro de las ciudades y el predominio del cine americano abusivo y que cuela en Europa lo que allí ni estrenan. De las cien mejores películas que he visto en el año, sólo tres o cuatro se han estrenado en España.
(...)
- Parece que la Ley Sinde se quedará en el cajón, ¿siente más alivio o preocupación?
-Me la he leído y me parece una ley irreal e inútil. Aparte que sea discutible cerrar páginas web, sólo podría cerrar las españolas y las web están por la red, por ahí... Intentar poner fronteras en Internet me parece no tener ni idea. Considero además una hipocresía morrocotuda que se persiga como piratería al que tiene habilidad para descargarse en Internet películas para uso personal que no puede ver porque ni se estrenan ni se editan. Además, porque quien tiene los derechos es dudoso o los autores están muertos. La piratería es que te vendan por 18 euros un DVD que se pixeliza o no se pueda ver, que esté grabada de la televisión, cortada o con errores en la carátula.
(...)
-El cine es una manifestación cultural pero no deja de ser una industria pesadísima que requiere mucho dinero que ahora no hay...
-Es cada vez menos pesada. El cine es carísimo, cuanto más digital y más efectos especiales o 3D el coste sube. Pero en este momento por primera vez es absolutamente posible rodar películas sin apenas dinero. La gente puede hacer cine por su cuenta, pero en el momento en que eso se intente exhibir habría que pasarlas a película, entre otras cosas porque la conservación en digital es un mito y se perderán muchas cintas si no se transforman en copias de soporte químico. En la actualidad hacer una película es más fácil que nunca, pero conseguir que se estrene es el gran problema; que se vea bien, y que tenga oportunidades de recaudar dinero es cada vez más difícil.
Aplicado a la música, yo esto lo puedo interpretar como que:
-Las grandes distribuidoras (la misma FNAC que cita patrullero) están ofreciendo una imagen de que "ofrecen todo", cuando en realidad están creando un embudo por el que muchos productos (discos, grupos o catálogos de sellos completos) nunca van a poder llegar al consumidor, o van a llegar con un precio extremadamente hinchado. Y cada vez resulta más difícil conseguir material fuera de esas distribuidoras. De hecho, en Cantabria las tiendas de discos están en vías de extinción: nos queda El Corte Inglés (otra de esas grandes distribuidoras/embudo, donde además me niego a consumir por la pésima atención que dan al cliente), la Tipo (con un stock en tienda muy reducido, donde al final van a tener que encargarte casi cualquier cosa que no sea novedad del mes), y los centros comerciales (Carrefour, Mediamarkt...) que nunca fueron el paradigma de buena tienda de música.
Si el consumidor no tiene forma de acceder pagando al disco que quiere, veo normal que se tire a descargarlo gratis.
Sobre el todo gratis, siempre ha existido, pero hasta hace unos años todo el mundo estaba contento con ello porque lo veían como una forma de promoción. Nunca ha habido radio musical de pago, ni programas musicales en tv de pago. No quiero hacerme a la idea de cuánta gente de mi generación y de las anteriores se han pasado décadas enteras encendiendo la radio para escuchar emisoras que solo emitían música y que jamás hicieron el amago de comprar un disco, pero a esa gente nunca se les acusó de robar. Y recordemos que por sonar en las radiofórmulas los sellos no cobraban, sino que se pagaba por estar ahí. Pero en los últimos lustros se ha querido llevar el negocio hasta el último extremo; había que sacar dinero de cualquier movimiento del artista, e incluso de cada movimiento que hicieran tus fans. Pues bien, lo que antes era gratis ahora pasa a ser un robo. Pero en este caso la culpa no ha sido del público el que ha cambiado de actitud ante lo que está pagando. También eres tú (músico, compañía o lo que seas) el que has cambiado tu idea de negocio y tus perspectivas de sacar beneficio de cosas con las que antes no lo hacías. La idea de que cada disco descargado es un disco que se ha dejado de vender es un fraude, porque mucha de esa gente que se descarga gratis cosas es la que se pasaba la vida escuchando la radio sin comprar un disco, o la que grababa tdks de los discos que habían comprado sus amigos, o incluso la que escuchaba tdks grabadas directamente de la radio.
Por otro lado, la tarifa que se paga al operador de internet se puede usar para descargar cosas de forma gratuita, pero también para entrar al bandcamp y decidir si merece la pena pagar por ver a un grupo en directo, o para encargar discos que no hay forma de conseguir en una tienda cercana.
Abajo el trabajo