Manta Ray anoche en el Antxokia

[Stoner]

BUUUUFUFUFUFUUFUFUFUUUUUUUHHHHHHHHH.

¡QUÉ DESCARGA SÓNICA!, ¡VAYA CHORREO!

TREMENDO, COLOSAL, APOTEÓSICO, SÚBLIME, IMPACTANTE, CRUDO, DIRECTO, BRUTO...

este grupo en directo es otro mundo

que hable Niñoquepiensa

[Stoner]

me gustaron, muy guapos

[Mifune]

Cuenten más detalles!!!
Repertorio? Cayeron versiones? No tocaron las Chiquita y Chatarra?

De verdad que el otro día en Santoña me dejaron muy muy buen sabor de boca, me gustaría volver a verles.

[Niñoquepiensa]

Oh, oh, conciertazo.

Para empezar, hay que destacar la sala. Oh, maravillosa. Un antiguo teatro que rezuma arte por todos lados -y que durante el día sirve comidas y es bar-. Vamos, que lo tiene todo.

Cambiaron a los teloneros y en vez de Chiquita y Chatarra, a las que tenía muchísimas ganas de ver, tocaron The Sinclairs, que hicieron más llevadera mi resistencia al cambio. Pero una vez que empezó la primera canción se hicieron con el público, que ni muy numeroso, tampoco fue muy dinámico, aunque sí atento y agradecido. Los temas de los Sinclairs, grupo local, fueron muy directos y concisos, me gustaron bastante y aunque no pueda citar a qué se me parecen (Killer Barbies bien hecho, quizá), podría decir rock n' roll clásico del bueno.

Todo estaba muy bien organizado, el concierto iba en hora y estaba resultando muy agradable, salvo el precio de la birra, jeje. La cantidad de gente justa para bailar -aunque la gente no ejerciera su derecho- y no agobiar(se). Bueno, pues salieron Manta Ray al escenario y yo creo que se sentía la espectación. Oscuridad, cuatro focos de luz blanca, silencio, dos bajos, telecaster y una batería amenazadora en primer plano. Oh, explosión! Ha llegado Manta Ray! "Don't push me". Un "Buenas noches, somos Manta Ray" fue su única presentación y junto con el comentario de la versión que tocaron al final y sus "gracias, muchas gracias", sus únicas palabras para el respetable. No recuerdo cada detalle del concierto ni cada canción, pero, en general, el antiguo teatro se llenó de ellos, de su ruido, de la felicidad que provocaban con sus demoledores muros de ruido, sus ruiditos y sonidillos (ya no llevan el theremin) que cada vez ocupan un papel menos destacado en sus canciones en claro aumento de guitarras y distorsión en su música y que junto a esos ritmos locos de batería -alejados del trillado cuatro por cuatro- provocan la exaltación de los corazones. Sonido impecable y sobre todo de la batería. Y también cabe destacar la voz del "rubio", que puede que haya tomado más protagonismo en sus últimas creaciones y aparezca más desnuda, con menos efectos, más natural.

Sobre todo tocaron temas de su nuevo disco y de la anterior "estrategia" con lo que salió un concierto contundente a más no poder, magestuoso y oscuro, trasportante y profesional. Corto para lo que son los desarrollos de sus canciones pero intenso y con esencia, con peso; el peso de un volumen altísimo como complemento de su música, el peso del sonido de caja atronador y de esa guitarra afilada y cortante y con el peso de esos dos bajos en gran número de canciones.

Como curiosidad destacar "dos" versiones que hicieron. Primero una de ellos mismos, O.f. King, sin ceder ni un ápice a la "tranquilidad" de la versión de estudio del "Pequeñas puertas que se abren...", con lo que tiene esa canción de oscura, robótica y fría, en sentido expresivo, de repetitiva y de chirriar de dientes... Pues en directo fue destripada de dentro hacia fuera para sacarle todo su potencial y esparcirlo con la guitarra con la violencia y distorsión de un cortacésped que hace de batidora. Y la otra una personal revisión de "I fought the law" de los Clash bastante conseguida. Me extrañó este guiño al punk, pero Manta Ray se atreven con todo (me acuerdo del "Wicked games" de Chris Isaac, preciosa).

Poseyeron el escenario y con él a todos los presentes a través de sus tentáculos sonoros que, aún así, dejaron con ganas tras una fugaz hora y cuarto. Electricidad, montañas de electricidad aparte de sus constantes y originales ideas y una peculiar sensibilidad es lo que caracteriza ahora a estos gijoneneses, en mi opinión. Siempre han ido por el buen camino.

[Niñoquepiensa]

Otro comentario sobre el concierto de anoche (sacado del foro de la web de Manta Ray):



Cómo han cambiado las cosas en 6 años, que fue cuando les vi por última vez, presentando Esperanza. En aquel momento se acababan de quedar sin Nacho Vegas, y en Bilbao presentaron un disco bastante atmosférico y rítmico. Hasta hicieron una increíble versión del Heroes de Bowie. Después de oír sus dos últimos discos, nada de esto hubiera tenido sentido.

La de ayer fue una actuación física, próxima al hardcore por momentos. El sonido, apabullante. Tardaron 3 canciones en ajustarlo. Empezaron con Por qué evadirse a otros mundos aun más pequeños, una de las canciones más densas de Torres de electricidad, y a partir de ahí no hubo tregua: Qué niño soy, una versión bastante larga de Mi Dios mentira, Don't push me...

Para mí, el mejor momento de la noche fue cuando tocaron Estratexa, que resume el poder de Manta Ray en directo: en la misma canción suenan abrasivos, cortantes y cuando les da por meter crescendos, la cosa es canela en rama. Siguen utilizando la cacharrería electrónica, pero la mayor parte del concierto Frank Rudow tocó el bajo, así que había 2 bajos sonando. José Luis ha dejado la timidez atrás, pero el verdadero motor del grupo es Xabel, uno de los mejores baterías que he oído en mi vida y que, salvando las distancias, me recuerda a Stephen Morris de NewOrder: ritmos metronómicos sin parar. Una hora y media al límite (no tendría sentido hacerlo más largo) que me dejó el cuerpo entonado.

De teloneros actuaron The Sinclairs, una banda local que salieron a tocar con corbata y americana. Guitarrista clon de Elvis Costello, bajista con un parecido razonable a Lennon y la cantante parecía una oficinista con gafapasta. Muy divertidos y próximos a B'52.
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Un par de detalles: Manta Ray siempre ha sido un grupo querido en Euskal Herria, pero ayer me dio dolor de corazón ver el Antzoki un tanto vacío. Estoy seguro que la razón fue el comienzo de las vacaciones de Semana Santa, y que las hordas vascas invaden el territorio vecino de Cantabria, ahora que el buen tiempo ha llegado.

¿Por qué la gente paga 15 euros por una entrada y luego se pasa el concierto hablando? Es lo mismo de siempre, pero me parece increíble. Afortunadamente, el grupo tardó media hora en callar los murmullos a base de trallazos. Me pareció una falta de respeto cuando Xabel presentó Añada, su primera canción en el bis, y pocos fuimos los que le escuchamos y aplaudimos (también es verdad que el micro le dio bastantes problemas y se oía poco. Pero si no se presta atención...)