07-11-06, 13:54
Tengo que decir que estuve un poco con Quique González después de su actuación y le entregué una fotocopia de la crónica que escribí de una actuación suya en el Indian a finales del 2004 y no la había leido. Le dije que la había mandado por correo a su web en su día, pero para él era nuevo. Total que se pone a leerla y me dice medio emocionado, está muy bien, muchas gracias, ¿lo has escrito tú?. Es de lo mejor que me han escrito. Como os podéis imaginar se me hizo el culo un paraguas. Después se la pasó a su guitarra para que la leyera y también le gustó. Luego ya se chinó porque le dije al manager que me mandará una foto de promo para ilustrar la entrevista que me tiene que contestar y el manager dijo, no tienes cámara, sácasela ahora... Quique se empezó a calentar no, ahora no es el momento, como voy a salir con esta cara... no, no, ahora quiero estar con mi gente y no estoy para fotos". Menos mal que yo no dije nada, pobre manager... estaba asustado
Música a la carta
A las 22:45 h. de la noche aproximadamente Quique González comenzó su concierto con un “es la primera vez que toco en Cantabria desde que nos hemos venido a vivir aquí, esta es ahora nuestra casa, por lo que estoy un poco nervioso. No he traído repertorio ni nada así que pedirme con un mínimo orden las canciones que queráis escuchar y yo las tocaré”.
Y así fue durante dos horas y cuarto. La gente pedía y Quique tocaba. Es evidente que desde ese primer momento se rompe cualquier barrera que pudiera haber entre músico y público. Quique estuvo sincero y cercano como es su música y como lo son sus letras. Se le veía cómodo, disfrutando del privilegio de tocar en directo para sus nuevos vecinos. Hubo risas, bromas, grandes parrafadas y monólogos más parecidos al “club de la comedia” que a otra cosa. Y todo en perfecta interacción con un público participativo y fiel que sabía sus canciones de arriba a abajo.
Creo que el artista hizo sentirse a la gente como cuando vas a casa de ese amigo que tiene una guitarra y siempre te dice “escucha la última que he compuesto a ver que te parece”. Además la sala invita a este tipo de actuaciones en las que las distancias físicas prácticamente no existen y se escucha perfectamente risas, estornudos y casi hasta los suspiros.
Por cierto, sigue habiendo gallinero en estos conciertos. Creo que la gente debería tener más respeto por el cantante de turno aunque sean tan próximos y afables como el madrileño. Q.G.
Tocó únicamente acompañado de un teclado, acústica y una armónica, además de la gran voz de su chica Rebeca en dos canciones (de lo mejor de la noche).
Sonaron “Torres de Manhattan”, “Reloj de plata”, “Kamikazes enamorados”, “Se nos iba la vida”, “Calles de Madrid”, “Permiso para aterrizar”, “Polvo en el aire”... y muchas más, todas las que el público quiso, además de versiones, temas que se le iban ocurriendo sobre la marcha y algún adelanto de su próximo cd.
Mención aparte merece el final de la actuación. Cantó desenchufado y sin ningún micro “Aunque tu no lo sepas” y “Conserjes de noche” con todo la gente que quedaba acompañándole en una comunión perfecta. Una persona le dijo ayer en “los encuentro digitales de santanderciudadviva.com”, Quique, “gracias por traducir la vida a un papel”. Es verdad, creo que tiene una especial facilidad para hablar de la vida que vivimos la gente normal, sus canciones son como fotografías de momentos sueltos, de recuerdos de un álbum que podemos tener cualquiera en nuestra casa. Q.G. representa la honestidad de seguir sintiéndose “MÚSICO” en un tiempo en el que los nuevos ídolos pasan de cantar en karaokes a llenar estadios previo pelotazo televisivo, en el que anuncian relojes, en el que puedes poner el sonido de tu móvil con sus canciones, en el que todo está tan podrido que da auténtico asco, porqué el sentido de la música ha quedado totalmente desvirtuado. Y con este panorama llega alguien como él, invierte los papeles saliéndose fuera de la espiral de la industria musical, creando su propio sello, autofinanciándose y tirando adelante. Y se dedica a los principal, que es hacer canciones y tocarlas para la gente, tan simple como eso. Eso si que es actitud.
Hay que decir también que la gente de “Iraultza Producciones” está apostando fuerte por la música en directo en nuestra región, y con grupos y cantantes de cierta calidad lo que no es muy habitual por estos lares por lo que se agradece la iniciativa
Música a la carta
A las 22:45 h. de la noche aproximadamente Quique González comenzó su concierto con un “es la primera vez que toco en Cantabria desde que nos hemos venido a vivir aquí, esta es ahora nuestra casa, por lo que estoy un poco nervioso. No he traído repertorio ni nada así que pedirme con un mínimo orden las canciones que queráis escuchar y yo las tocaré”.
Y así fue durante dos horas y cuarto. La gente pedía y Quique tocaba. Es evidente que desde ese primer momento se rompe cualquier barrera que pudiera haber entre músico y público. Quique estuvo sincero y cercano como es su música y como lo son sus letras. Se le veía cómodo, disfrutando del privilegio de tocar en directo para sus nuevos vecinos. Hubo risas, bromas, grandes parrafadas y monólogos más parecidos al “club de la comedia” que a otra cosa. Y todo en perfecta interacción con un público participativo y fiel que sabía sus canciones de arriba a abajo.
Creo que el artista hizo sentirse a la gente como cuando vas a casa de ese amigo que tiene una guitarra y siempre te dice “escucha la última que he compuesto a ver que te parece”. Además la sala invita a este tipo de actuaciones en las que las distancias físicas prácticamente no existen y se escucha perfectamente risas, estornudos y casi hasta los suspiros.
Por cierto, sigue habiendo gallinero en estos conciertos. Creo que la gente debería tener más respeto por el cantante de turno aunque sean tan próximos y afables como el madrileño. Q.G.
Tocó únicamente acompañado de un teclado, acústica y una armónica, además de la gran voz de su chica Rebeca en dos canciones (de lo mejor de la noche).
Sonaron “Torres de Manhattan”, “Reloj de plata”, “Kamikazes enamorados”, “Se nos iba la vida”, “Calles de Madrid”, “Permiso para aterrizar”, “Polvo en el aire”... y muchas más, todas las que el público quiso, además de versiones, temas que se le iban ocurriendo sobre la marcha y algún adelanto de su próximo cd.
Mención aparte merece el final de la actuación. Cantó desenchufado y sin ningún micro “Aunque tu no lo sepas” y “Conserjes de noche” con todo la gente que quedaba acompañándole en una comunión perfecta. Una persona le dijo ayer en “los encuentro digitales de santanderciudadviva.com”, Quique, “gracias por traducir la vida a un papel”. Es verdad, creo que tiene una especial facilidad para hablar de la vida que vivimos la gente normal, sus canciones son como fotografías de momentos sueltos, de recuerdos de un álbum que podemos tener cualquiera en nuestra casa. Q.G. representa la honestidad de seguir sintiéndose “MÚSICO” en un tiempo en el que los nuevos ídolos pasan de cantar en karaokes a llenar estadios previo pelotazo televisivo, en el que anuncian relojes, en el que puedes poner el sonido de tu móvil con sus canciones, en el que todo está tan podrido que da auténtico asco, porqué el sentido de la música ha quedado totalmente desvirtuado. Y con este panorama llega alguien como él, invierte los papeles saliéndose fuera de la espiral de la industria musical, creando su propio sello, autofinanciándose y tirando adelante. Y se dedica a los principal, que es hacer canciones y tocarlas para la gente, tan simple como eso. Eso si que es actitud.
Hay que decir también que la gente de “Iraultza Producciones” está apostando fuerte por la música en directo en nuestra región, y con grupos y cantantes de cierta calidad lo que no es muy habitual por estos lares por lo que se agradece la iniciativa
"Stoner pincha mejor bajo presión" (Patrullero)