04-09-12, 09:03
El Diario, esa fuente interminable de noticionas
Detenido por aporrear a los coches que pasaban por la rotonda de Puertochicho
Tras causar daños a cuatro turismos y dos taxis, se tumbó boca abajo para rezar y entregarse a la Policía Local
Sábado. Medianoche. La gente se va yendo de la zona de restaurantes de Puertochico. A las 00.40 irrumpe un coche a toda velocidad, que circula hacia la rotonda principal por la antigua Cuesta del Gas, invadiendo el carril contrario mientras adelanta a todos los que le preceden. Los vehículos que se cruzan con él se ven obligados a esquivarlo para evitar el impacto. Los paseantes, atónitos, creen estar ante un kamikaze al volante de un BMW.
Al llegar a la rotonda de Puertochico, el conductor, un joven de origen marroquí, la invadió con su coche, frenó bruscamente al lado de la bandera de España y se apeó. Continuó con su plan de sábado noche, abalanzándose sobre los coches que bajaban por la calle Casimiro Sainz. Al primer turismo que se encontró le arrancó el limpiaparabrisas y luego aporreó a todos los coches que tuvieron la mala fortuna de circular por allí en ese momento.
«Se lió a mamporrazos con todos los que llegaban a la rotonda, no tenían escapatoria», dicen testigos. Algunos afirman que llevaba «un bate», otros «una barra de hierro», pero, según la Policía Local, su arma fue el mismo limpiaparabrisas, que manejó con tal fuerza que llegó a reventar la luna a un taxi y, según otras fuentes, también la usó para agredir a alguno de los conductores que se encararon con él. En total, causó daños de distinta consideración a cuatro turismos y dos taxis, según el cómputo de la Policía Local, aunque otras fuentes los cifran en «siete o más».
Desarrollaba su particular combate cuerpo a coche cuando hasta Puertochico llegaron varias patrullas de la Policía Local de Santander y hasta una ambulancia del 061. Al ver a los agentes, el joven depuso al instante su actitud y se entregó tumbándose en la rotonda boca abajo, clamando «¡cogedme!», afirman testigos, mientras «rezaba haciendo flexiones invocando a Alá», aseguran.
Al cachearlo, la Policía encontró 700 euros en uno de los bolsillos del conductor del BMW, sobre el que pesaba una orden de expulsión de España, hecho que, según algunas fuentes, pudo motivar su rebato. Fue identificado como R. A. y detenido por causar daños intencionados contra el patrimonio privado. El atestado fue derivado a la Policía Nacional, que tomó declaración a los perjudicados y comprobó que el individuo estaba en situación ilegal en España.
El domingo se celebró un juicio rápido. Desde la cooperativa Radio Taxi informan que uno de sus asociados compareció como perjudicado, ya que los golpes que R. A. le asestó en su vehículo le rompieron la luna trasera. Indican que el otro taxista «además de sufrir daños en su coche también fue agredido», y que en la vista el acusado fue informado de que tenía una orden de expulsión «desde hace tres años».
En Puertochico el suceso ha generado multitud de comentarios entre indignados e hilarantes. La gente destaca «el fabuloso espectáculo» que ofreció R. A. desde que se subió a la rotonda hasta que fue detenido, pero los hosteleros, sin embargo, suman lo ocurrido a otros actos vandálicos que dicen sufrir los fines de semana, pues en Puertochico confluyen los grupos que se dirigen a discotecas y 'after hours'. El propietario del restaurante La Compañía, ubicado en la plaza Matías Montero, indica que, aunque el establecimiento ya estaba cerrado a esas horas, el domingo por la mañana se encontró la mampara de madera de su terraza desencajada «a patadones». Denunció los destrozos en la Policía Nacional, y, de momento, desconoce si pudo tener algo que ver con la acción del detenido.
Detenido por aporrear a los coches que pasaban por la rotonda de Puertochicho
Tras causar daños a cuatro turismos y dos taxis, se tumbó boca abajo para rezar y entregarse a la Policía Local
Sábado. Medianoche. La gente se va yendo de la zona de restaurantes de Puertochico. A las 00.40 irrumpe un coche a toda velocidad, que circula hacia la rotonda principal por la antigua Cuesta del Gas, invadiendo el carril contrario mientras adelanta a todos los que le preceden. Los vehículos que se cruzan con él se ven obligados a esquivarlo para evitar el impacto. Los paseantes, atónitos, creen estar ante un kamikaze al volante de un BMW.
Al llegar a la rotonda de Puertochico, el conductor, un joven de origen marroquí, la invadió con su coche, frenó bruscamente al lado de la bandera de España y se apeó. Continuó con su plan de sábado noche, abalanzándose sobre los coches que bajaban por la calle Casimiro Sainz. Al primer turismo que se encontró le arrancó el limpiaparabrisas y luego aporreó a todos los coches que tuvieron la mala fortuna de circular por allí en ese momento.
«Se lió a mamporrazos con todos los que llegaban a la rotonda, no tenían escapatoria», dicen testigos. Algunos afirman que llevaba «un bate», otros «una barra de hierro», pero, según la Policía Local, su arma fue el mismo limpiaparabrisas, que manejó con tal fuerza que llegó a reventar la luna a un taxi y, según otras fuentes, también la usó para agredir a alguno de los conductores que se encararon con él. En total, causó daños de distinta consideración a cuatro turismos y dos taxis, según el cómputo de la Policía Local, aunque otras fuentes los cifran en «siete o más».
Desarrollaba su particular combate cuerpo a coche cuando hasta Puertochico llegaron varias patrullas de la Policía Local de Santander y hasta una ambulancia del 061. Al ver a los agentes, el joven depuso al instante su actitud y se entregó tumbándose en la rotonda boca abajo, clamando «¡cogedme!», afirman testigos, mientras «rezaba haciendo flexiones invocando a Alá», aseguran.
Al cachearlo, la Policía encontró 700 euros en uno de los bolsillos del conductor del BMW, sobre el que pesaba una orden de expulsión de España, hecho que, según algunas fuentes, pudo motivar su rebato. Fue identificado como R. A. y detenido por causar daños intencionados contra el patrimonio privado. El atestado fue derivado a la Policía Nacional, que tomó declaración a los perjudicados y comprobó que el individuo estaba en situación ilegal en España.
El domingo se celebró un juicio rápido. Desde la cooperativa Radio Taxi informan que uno de sus asociados compareció como perjudicado, ya que los golpes que R. A. le asestó en su vehículo le rompieron la luna trasera. Indican que el otro taxista «además de sufrir daños en su coche también fue agredido», y que en la vista el acusado fue informado de que tenía una orden de expulsión «desde hace tres años».
En Puertochico el suceso ha generado multitud de comentarios entre indignados e hilarantes. La gente destaca «el fabuloso espectáculo» que ofreció R. A. desde que se subió a la rotonda hasta que fue detenido, pero los hosteleros, sin embargo, suman lo ocurrido a otros actos vandálicos que dicen sufrir los fines de semana, pues en Puertochico confluyen los grupos que se dirigen a discotecas y 'after hours'. El propietario del restaurante La Compañía, ubicado en la plaza Matías Montero, indica que, aunque el establecimiento ya estaba cerrado a esas horas, el domingo por la mañana se encontró la mampara de madera de su terraza desencajada «a patadones». Denunció los destrozos en la Policía Nacional, y, de momento, desconoce si pudo tener algo que ver con la acción del detenido.