14-02-06, 10:42
Por cierto, yo estuve en el de Madrid 
Y mi opinión:
Touring The Angel, en Madrid
La noche del pasado lunes tuvimos la oportunidad de presenciar a una banda legendaria en el centro de Madrid, una formación que creó escuela y ha cautivado a varias generaciones hasta el día de hoy. Hablamos, cómo no, de Depeche Mode.
Tras la expectación generada por esta actuación meses atrás cuando salieran a la venta las entradas y se agotaran en apenas unas horas, provocando que el grupo planificara un segundo concierto para la noche del martes, el día DM llegó y los alrededores del Palacio de los Deportes fueron ocupados por centenares de seguidores del grupo, ataviados con chupas de cuero y cargados de energía.
Para entrar en calor y mientras el recinto seguía llenándose, The Bravery saltaron al escenario, un grupo desconocido por muchos de nosotros y que nos dejó un buen sabor de boca, ya que sin llegar a aportar nada realmente innovador al género cuentan en su repertorio con buenos e intensos temas que sonaron francamente bien. Media hora larga de rock que no defraudó.
Sin embargo, ya se sabe. No estábamos allí para descubrir nuevos talentos, sino para escuchar canciones como Personal Jesus o Enjoy The Silence, que por cierto se hicieron de esperar.
A las nueve y media las luces se apagaron y el público empezó a vibrar. A Pain That I’m Used To, el corte que abre Playing The Angel, último disco de Depeche Mode, sirvió para que los maestros hicieran acto de presencia. Desde ese momento, y a lo largo de nada menos que dos horas, se sucedieron temas a caballo muchos de ellos entre la música electrónica y el rock. Mientras Dave Gahan se iba desnudando, la formación interpretaba muchas canciones de su último LP, entre ellas el magnífico Damaged People o por supuesto el que fuera single de presentación: Precious.
Tal vez aquí encontramos uno de los principales peros del concierto. El público quería escuchar los clasicazos del grupo, pero la mayor parte de éstos se amontonaron en la última media hora, haciendo que el tramo central del concierto llegara a resultar incluso tedioso para muchos. Cada vez que comenzábamos a oír algunos acordes fácilmente reconocibles toda la pista botaba al unísono, algo que no ocurría con los temas nuevos, además de que es posible que lo mejor de Playing The Angel quedara en el tintero. Junto al desafortunado setlist también se les puede echar en cara la linealidad del espectáculo, que abocó una vez más a la indiferencia del público. En ningún momento se les ocurrió enlazar varias canciones o realizar una versión “diferente” de algún tema, sino que se limitaron a interpretar sus composiciones, lo que unido a la escasez de palabras de Dave Gahan (que no dijo más que Thank You durante toda la noche, salvo algún que otro grito que buscaba la complicidad del público) hizo que en algunos momentos tuviéramos la sensación de estar escuchando un disco tranquilamente en nuestro salón.
Eso sí, todo lo anterior se les puede perdonar. Y es que la fuerza en directo de temazos como Everything Counts (tema del que por cierto os recomiendo la versión realizada recientemente por Deluxe, más tranquilita pero no por ello menos interesante), I Just Can’t Get Enough o el ya mencionado Enjoy The Silence que sirvió para clausurar el concierto (bises aparte) hace que todos esos pequeños errores de “formato” pasen a un segundo plano y el increíble sonido de esos tres teclados se haga dueño de nuestra mente durante unos minutos. Además Martin Gore también tuvo un par de momentos de gloria: el primero al poco de comenzar la noche cuando se marcó un par de temas y el segundo al comenzar el primer bis y aparecer sólo en el escenario junto a uno de los teclistas para deleitarnos con toda una joya, una versión muy relajadita del Shake The Disease.
En general una noche movidita, y si bien se hubiera agradecido un setlist más equilibrado y mejor estructurado, el público terminó obteniendo lo que fue a buscar, regresando a casa con la experiencia de haber disfrutado del directo de canciones míticas que quedarán grabadas en nuestras retinas y en nuestros tímpanos durante algún tiempo.

Y mi opinión:
Touring The Angel, en Madrid
La noche del pasado lunes tuvimos la oportunidad de presenciar a una banda legendaria en el centro de Madrid, una formación que creó escuela y ha cautivado a varias generaciones hasta el día de hoy. Hablamos, cómo no, de Depeche Mode.
Tras la expectación generada por esta actuación meses atrás cuando salieran a la venta las entradas y se agotaran en apenas unas horas, provocando que el grupo planificara un segundo concierto para la noche del martes, el día DM llegó y los alrededores del Palacio de los Deportes fueron ocupados por centenares de seguidores del grupo, ataviados con chupas de cuero y cargados de energía.
Para entrar en calor y mientras el recinto seguía llenándose, The Bravery saltaron al escenario, un grupo desconocido por muchos de nosotros y que nos dejó un buen sabor de boca, ya que sin llegar a aportar nada realmente innovador al género cuentan en su repertorio con buenos e intensos temas que sonaron francamente bien. Media hora larga de rock que no defraudó.
Sin embargo, ya se sabe. No estábamos allí para descubrir nuevos talentos, sino para escuchar canciones como Personal Jesus o Enjoy The Silence, que por cierto se hicieron de esperar.
A las nueve y media las luces se apagaron y el público empezó a vibrar. A Pain That I’m Used To, el corte que abre Playing The Angel, último disco de Depeche Mode, sirvió para que los maestros hicieran acto de presencia. Desde ese momento, y a lo largo de nada menos que dos horas, se sucedieron temas a caballo muchos de ellos entre la música electrónica y el rock. Mientras Dave Gahan se iba desnudando, la formación interpretaba muchas canciones de su último LP, entre ellas el magnífico Damaged People o por supuesto el que fuera single de presentación: Precious.
Tal vez aquí encontramos uno de los principales peros del concierto. El público quería escuchar los clasicazos del grupo, pero la mayor parte de éstos se amontonaron en la última media hora, haciendo que el tramo central del concierto llegara a resultar incluso tedioso para muchos. Cada vez que comenzábamos a oír algunos acordes fácilmente reconocibles toda la pista botaba al unísono, algo que no ocurría con los temas nuevos, además de que es posible que lo mejor de Playing The Angel quedara en el tintero. Junto al desafortunado setlist también se les puede echar en cara la linealidad del espectáculo, que abocó una vez más a la indiferencia del público. En ningún momento se les ocurrió enlazar varias canciones o realizar una versión “diferente” de algún tema, sino que se limitaron a interpretar sus composiciones, lo que unido a la escasez de palabras de Dave Gahan (que no dijo más que Thank You durante toda la noche, salvo algún que otro grito que buscaba la complicidad del público) hizo que en algunos momentos tuviéramos la sensación de estar escuchando un disco tranquilamente en nuestro salón.
Eso sí, todo lo anterior se les puede perdonar. Y es que la fuerza en directo de temazos como Everything Counts (tema del que por cierto os recomiendo la versión realizada recientemente por Deluxe, más tranquilita pero no por ello menos interesante), I Just Can’t Get Enough o el ya mencionado Enjoy The Silence que sirvió para clausurar el concierto (bises aparte) hace que todos esos pequeños errores de “formato” pasen a un segundo plano y el increíble sonido de esos tres teclados se haga dueño de nuestra mente durante unos minutos. Además Martin Gore también tuvo un par de momentos de gloria: el primero al poco de comenzar la noche cuando se marcó un par de temas y el segundo al comenzar el primer bis y aparecer sólo en el escenario junto a uno de los teclistas para deleitarnos con toda una joya, una versión muy relajadita del Shake The Disease.
En general una noche movidita, y si bien se hubiera agradecido un setlist más equilibrado y mejor estructurado, el público terminó obteniendo lo que fue a buscar, regresando a casa con la experiencia de haber disfrutado del directo de canciones míticas que quedarán grabadas en nuestras retinas y en nuestros tímpanos durante algún tiempo.