LIsa Germano en Liérganes

[Stoner]

pues yo ahora estoy escuchando el disco y recordando lo de ayer se me caen las lágrimas.

¡Qué maravilla!. Si ha estado alguno que lo comente por Dios

[robreto]

Stoner, como viste ayer no fui.... tenía curso por la tarde y ya me dió una pereza de la hostia y no me encontraba muy bien. De todas formas los discos tampoco me llegaron demasiado asi que preferí quedarme en casa bajo los cuidados del Dr House...


Por lo que parece bien, no?

[Stoner]

tu mismo Robreto. A uno de los que vino conmigo no le gusto, pero a Sedwyck y a mi nos maravilló


No se si podré describirlo con palabras. Cuando escriba la crónica veré si he sido capaz.

Algo muy místico, precioso, de echar la lágrima cuando no de tragar saliva de manera incómoda. (por si te oyen). Yo estuve totalmetne embotado

Unas fotos:





Daniel Day Lewis, Lisa Germano y yo





La fenomena tocando




La fenómena firmándome un poster

[Sedgwick]

Magnífico concierto de Lisa Germano. Un auténtico lujazo poder disfrutar de esta pedazo de artista aquí en nuestra región. Además, el público respondió abarrotando la sala Picos (sí es muy perqueña pero en otras ocasiones la asistencia a sido francamente deficiente).

Fue un concierto emocionante, con los sentimientos a flor de piel, como bien ha dicho stoner. Lisa conectó con el público a través de su maravillosa voz y su forma de interpretar las canciones. Mantuvo una relación constante con el público haciendo gran cantidad de comentarios entre canción y canción, consiguiendo que nadie quisiera que el concierto terminara.

E definitiva, CONCIERTAZO.

[mann]

Lástima no haber podido ir, porque a mi me gusta bastante. La verdad es que Los Picos, para lo enano que es, se trae muy buenos conciertos, pero no de ahora, de siempre. Y además siempre tienen muy buena música puesta, viejuna pero molona.

[Stoner]

solo durante hoy:

http://www.eldiarioalerta.com/periodico/...dfs/52.pdf

[Stoner]

Ha pasado un ángel


Es martes 28 de noviembre. Parece que todavía no ha llegado el invierno pero eso sí, camino de la sala Picos de Liérganes y como marca la costumbre cuando programa Bandini Producciones, viajamos con una lluvia bastante desagradable. El primer pensamiento es que ese día y con ese tiempo vamos a estar cuatro viendo a Lisa Germano. Error. La entrada era más que aceptable. Yo diría que lo justo para que hubiera ambiente y no hubiera agobios.


Lo primero era ir al baño antes de que fuese demasiado tarde. Después resulta muy incómodo pasar por delante del escenario. Por allí andaba Miguel de la Houston Party y la artista. Pedazo de artista, por cierto.
Tenía un gesto amable, el Rioja la había dejado unos bonitos coloretes en las mejillas, estaba  algo risueña... es posible que todavía ocultara cierta tristeza.  Por lo que cuentan, hace escasamente veinte días, mientras se celebraba el Tanned Tin en Castellón, Lisa se bajó del escenario a la tercera canción dando por finalizada su actuación. Minutos antes había roto su relación con el guitarrista que la acompaña habitualmente (su marido para más señas). Al parecer tuvieron una buena bronca en camerinos. Se escucharon gritos como “tú ya no me quieres” y todos los reproches que fácilmente nos podemos imaginar. Lisa renuncia a su caché, suspende la gira y se prepara para viajar a los Estados Unidos...


No se que ha pasado en ese tránsito, pero afortunadamente, Liérganes si lo pisó. No solo eso, tocó durante una hora y veinte aproximadamente. Unas veces al teclado y otras a la guitarra. En un principio estaba algo incómoda, decía que el sonido del teclado subía solo (típicos problemas del directo).


Yo al cuarto de hora ya sufría tal embotamiento que tenía que hacer un gran esfuerzo para aguantar las lágrimas. La piel de gallina y esa extraña sensación de saliva que se te acumula en la garganta cuando estás compungido. El silencio era tal, que daba corte hasta respirar. Tienes esa curiosa sensación de que todo el mundo se va a dar cuenta que estás a punto de derrumbarte (suerte que estaba apoyado en la pared y ella me sujetaba).
Allí estábamos, un centenar de personas aproximadamente, husmeando en diario ajeno, viendo a escasos metros como la artista nos abre de par en par las ventanas de su alma. Los sentimientos siguen en carne viva, su voz te mece como una nostálgica nana, el teclado profundiza más en esa tristeza.
Como el masajista que deshace contracturas, ella con sus dedos modula la intensidad, toca en cada tecla cada uno de los puntos clave. La acupuntura perfecta, pinchazos en el corazón. Una vez que te tienen pinzado, es imposible bajarse del tobogán de las emociones. ¡Qué fragilidad!, el cristal está a un golpe de romperse. ¿cuántas veces tenemos la oportunidad de vivir algo así? ¿cuántas veces podemos ver al músico encima del alambre, a punto de caer al abismo?. El silencio en la primera mitad de la sala era bastante notable. Al fondo se escuchaban vasos y charlas... hay alguno que no aprende.


La actuación estuvo centrada en su último trabajo In the maybe world del que sonaron piezas tan delicadas como In the land of fairies, Into oblivion o Too much space por poner un ejemplo. Rescató composiciones de anteriores trabajos como Paper doll, It’s a party time (es una ironía, matizó), From a shell, Small heads, etc. Todo envuelto con una mística especial, parecía que estábamos flotando en un placentero sueño... pero todo esto, que fue muy bueno, no fue lo mejor. Lisa tocó dos canciones que traspasaron los límites terrenales. Eso fue algo celestial, rayó la perfección. Cuando interpretó Except for the ghost (canción dedicada al fallecido Jeff Bucley) pudimos asistir al extraño funeral en el que la tristeza más profunda deja paso a la paz y tranquilidad, a la felicidad de estar allí, viviendo un momento irrepetible, intentando arropar y dar calor a ese pequeño animal herido. Red thread fue totalmente desgarradora, “vete al infierno, que te jodan” repetía el ángel en plena terapia, lo escupía con rabia, con orgullo. Al final de la historia, la sentencia de un “te quiero” pesa más que  la cadena de un reo.

                                                          Santiago V. M.